lunes, 16 de enero de 2012

1. En un frío invierno no hay nada mejor que una tarde de amigas.

Era día dos de enero, segundo día del nuevo año, un año para el que había prometido cambiar. -¿Os preguntaréis? ¿Por qué cambiar? La explicación para esa pregunta que os hacéis es porque en el pasado año pasé muy malas rachas, como es normal en toda persona, pero las mías a pesar de siempre al estar con gente sonriera, en la soledad mis lágrimas hacían mares. Tras amores, amistades, problemas familiares, extrés a causa de las notas, y si continúo con mis penas no termino. Mis mejores amigas, las que nunca me habían fallado, a las que quería como mis hermanas prometieron ayudarme con mi propósito, cambiar.-
Como iba diciendo... día dos de enero, hacía un frío tremendo, que me tenía congelada, esa tarde pensaba quedar con las chicas en el parque, pero el frío me lo impedía y las invité a tomar un chocolate caliente en mi casa mientras veíamos una película y comíamos palomitas, ellas aceptaron sin rechistar, y es más, me entendían, eso iba a ser una tarde muy bonita.
Vimos una película que nos hizo llorar, y gracias a mi madre que había comprado pañuelos la manaña de ese día, porque nuestras lágrimas eran inmensas. Era una película de amor, en la que un chico daba todo por la chica a la que amaba, ella no le hacía caso debido a su aspecto físico, pero esa chica cambió y se dio cuenta que detrás de todos los novios que había tenido él era el que de verdad la quería y si le prometía un siempre lo iba a cumplir, desde ahí he comenzado a luchar por mis sueños, con esto quiero decir que me reflejo en esa película, y yo me pongo en la situación del chico, debido a que yo no creo que sea una chica guapa, que llaman la atención, con unas piernas y unas caderas perfectas, pero puedo asegurar que tengo un gran corazón.
Al terminar la película las chicas querían pasar a mi habitación para sacarnos fotos, es algo que nos encanta y nos gusta que la gente vea lo feliz que somos... al menos felices en las fotos, nadie dice que eso sea en la realidad.
Así hicimos, aprovechamos que mis padres habían salido porque habían ido a casa de mi abuela nos dirigimos a la cocina para coger el bote de nutella para hacer travesuras con él y para sacarnos fotos. Descubrí el chocolate que mi madre escondía, y también lo cogimos, pero de lo que abusamos fue de la nutella, es un vicio incontrolable.
Mi mejor amiga encendió mi portátil y entró en su tuenti, en las novedades salió una persona que formó parte de mi pasado, de mi hundido pasado, él, Aday. No pude contenerme y me lancé a ver sus fotos, salía en un banco, luego en un árbol, luego en una plaza cerca de mi casa, era muy fotogénico y un chico que me hipnotizaba con su sonrisa, creía seguir sintiendo algo por él, quizás menos, lo más seguro, pero sentía. -Tuvimos una relación que duró tres meses, tres meses en los que era feliz, lo nuestro terminó, era lógico, él era un chico rubio, alto, era skater, vestía muy a la moda, ojos verdes, sonrisa perfecta, él era perfecto, comparado conmigo... yo una chica de pelo castaño y ondulado, alta también, con unos ojos marrones, una nariz como la de las modelos y mi sonrisa no era para nada bonita, la de él me enamoraba, la mía seguramente le daría asco. Pero según él lo nuestro no terminó por la apariencia física sino porque "ya no sentía lo mismo", ya claro, eso dicen todos, al menos todos los que han pasado por mi vida.- Mis amigas rápidamente me quitaron el portátil porque ya sabían lo que había sufrido por él.
Tuvimos una conversación:
Lorena: ¿Lucía qué haces?
Amanda: ¿Quieres que nos enfademos contigo?
Sofía: Siempre es lo mismo tía, te hemos dicho que no lo mires, no pienses en él.
-Contesté de muy mala manera-
Yo: ¿Qué pasa?, ¿que tiene que ser todo lo que digan ustedes ustedes? Parece que son mi madre, no quiero haceros caso.
Ellas a la vez: ¿Perdona, Laura? Solo te queremos ayudar.
Rompí a llorar pidiéndoles perdón, gritando "lo quiero, todavía lo quiero" ellas sin pensarlo se abalanzaron hacía mí, abrazándome muy fuerte, y les pedí perdón por mi contesta, que era solo un impulso y me comprendieron, de repente sonó el móvil, y era...

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